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jueves, 18 de febrero de 2010

Residencia Febrero: Beatriz Puga Torralba

A partir del mes de Febrero estarán en la residencia de espacio menosuno:

Beatriz Puga Torralba

Nuestra residencia en Menosuno tiene como fin situarnos en un espacio de investigación desde donde desarrollar un proyecto de creación. Un espacio de encuentro y diálogo donde a través de la práctica cuestionar y reflexionar lo escénico.

Cocinaremos con ingredientes como el tiempo, la memoria y los lugares de la sociedad contemporánea un plato en el que jugar con la ficción; enmascarar la vida tras el arte para que nos sea devuelta a su realidad originaria.

Beatriz Puga y Noelia Sidrach, con la maleta todavía sin deshacer, unos cuantos libros bajo el brazo, la chaqueta del presente, y los zapatos que no dejan huellas.


 
‘EL DISFRAZ BAJO LA PIEL’, COMPAÑÍA ‘EL TALLER DE ABAJO’

Como digo anteriormente, he abierto diferentes vías de investigación (talleres, improvisaciones de calle, etc.), con el objetivo de investigar y experimentar desde diferentes ángulos la misma idea, y así buscar nuevas herramientas de creación escénica.

La idea principal que vertebra el desarrollo de esta pieza escénica, gira entorno a la búsqueda de lo particular de un cuerpo, en relación a un entorno universal, como es la ciudad. Me interesa explorar la memoria acumulada en mi propio cuerpo, adquirida durante años de experiencias en un entorno urbano. De este modo, el enfoque del trabajo es primordialmente físico, pero abierto a integrar elementos de otras disciplinas, tomadas como referencia en el proceso creativo. Dichos elementos artísticos serán principalmente de carácter visual, en forma de proyecciones en escena, elementos de iluminación, objetos, etc., y el objetivo es integrarlos a nivel expresivo junto al trabajo corporal y de movimiento.

En síntesis, ‘El disfraz bajo la piel’ es una propuesta escénica que trata sobre la vida urbana, y explora la experiencia corporal obtenida en las ciudades, nuestro ‘cuerpo urbano’ particular, utilizando como medio el cuerpo y el movimiento y diferentes recursos artísticos de carácter visual, como proyecciones, luces y uso de objetos.


Residencia 3

María Roig

La investigación en la residencia que me ocupa parte de la noción de movimiento desde la más pura física y, más concretamente, la mecánica; según la cual el movimiento es un fenómeno físico que se define como todo cambio de posición en el espacio que experimentan los cuerpos de un sistema con respecto a ellos mismos o a otros cuerpos que se toman como referencia. Todo cuerpo en movimiento describe una trayectoria.
Viniendo de un contexto como el de la danza clásica, cuando mi cuerpo piensa en movimiento lo hace de una forma estructurada, utilizando un discurso corporal aprehendido basado en la técnica y la estética, lo determinado, formal y estilizado. Es por lo tanto para mi muy difícil huir de esta formalidad, y es por eso que ando a la busca de un movimiento despojado de todo esto. Un movimiento orgánico, natural y verdadero. Sincero. Un movimiento que no persiga las formas, que no busque la belleza ni la fealdad en ellas. Un movimiento que no palpite, sino que suceda.

¿Dónde residen las fuerzas que mueven un cuerpo en el espacio? ¿Cómo se mueve el cuerpo sólo en función de esas fuerzas? ¿De dónde surgen esas fuerzas?

Mi investigación parte de estas preguntas, y muchas más, y requiere de la práctica para llevarla a cabo. Y esta práctica es todavía dispersa y por el momento consiste en pequeños experimentos. Por un lado, utilizaré objetos que me empujen a encontrar y entender el movimiento como tal. Y, por otro, me serviré de experiencias y situaciones límite que provoquen inevitablemente movimiento en mi cuerpo: el desequilibrio, el ahogo, la incomodidad… También entran en este paquete de experiencias, aquellas que lleve a cabo ya no en solitario, sino con otras personas: vendarme los ojos ante un grupo de personas, el trabajo con discapacitados, … Y es que este movimiento “puro” que busco tiene para mí también mucha relación con las propias relaciones y las experiencias colectivas. Con el amor, la entrega y el inconsciente. Con lo que ocurre cuando la comunicación entre “nosotros” no utiliza el medio de la palabra y, por lo tanto, es más directa y natural; no organizada y formalizada a través del dispositivo del lenguaje.
 
 

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